
Existe una forma de medir la solvencia de una empresa. Conocer la capacidad de una organización para hacer frente a un pago o generar fondos para atender un compromiso adquirido con terceros es posible a través de determinados indicadores. Si bien, el más importante es el activo circulante, que es el que le da la posibilidad de obtener liquidez con independencia del régimen de explotación y en un plazo de tiempo cierto.