2013 no ha podido empezar mejor para una industria que está constantemente amenazada por la crisis. Y es que este nuevo año, las previsiones optimistas que se han venido haciendo desde el Gobierno de España, las agencias e incluso los medios de comunicación, se han cumplido.

Un secreto a voces ha llevado a las empresas nacionales a encauzar un camino que se espera, vuelva a ser próspero. Y por ahora sigue ese camino ya que la contratación de trabajadores ha llevado a nuevas oportunidades económicas, y todo gracias a la aplicación de costos más baratos. Una fórmula sencilla y efectiva.

Ya está aquí el Anteproyecto de Ley de apoyo al emprendedor y su internacionalización, un texto muy esperado por el entorno empresarial y emprendedor que se está haciendo mucho de rogar, ya que no se trata del definitivo. Facilitar la constitución de empresas, el acceso a la financiación o aliviar el régimen fiscal son algunas de las principales pretensiones, todas ellas materializadas en medidas que velarán por el fomento de la actividad emprendedora e impulso de la actividad económica española.

Según la Constitución Española y la Ley Orgánica 15/1999 de Protección de Datos así como la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea todas las personas dentro del ámbito geográfico de España tienen derecho a la protección de datos de carácter personal.

También la Ley General de Telecomunicaciones 32/2003 y la Ley de la Sociedad de Información y de Comercio electrónico 34/2002 regulan lo relativo al manejo de datos personales en las comunicaciones vía correo electrónico y similares.

Denominamos tipos impositivos a aquellos porcentajes en forma de cuota tributaria que se aplican sobre una base o un hecho imponible. Es decir, son tributos cuya cuantía a pagar dependerá por tanto de la base imponible que gravan.

De esta forma habrá tipos impositivos de diferentes clases, en función de la progresividad o no del impuesto, por ejemplo:

Las pequeñas y medianas empresas, comúnmente conocidas como PYMES, constituyen una parte muy importante en el tejido empresarial de España.

Para ser consideradas como PYMES, las empresas deben contar con menos de 250 empleados y poseer un balance general que sea inferior a 43 millones de euros. Además, las PYMES pueden dividirse, a su vez, entre microempresa (hasta 10 empleados), pequeña empresa (entre 11 y 50 trabajadores) y mediana empresa (hasta 250 empleados).