Pautas para Iniciar un Negocio en España


Por: Andrea Barragán

Las ideas surgen, en ocasiones, de la creatividad del sujeto, pero también pueden venir de su experiencia, de sus aficiones o, incluso, de los cambios que observa en el entorno y detectando una necesidad en el mercado, que se traduce como oportunidad de negocio.

Pero ahora es el momento de evaluarla y valorar si realmente existe la posibilidad de que produzca beneficios a largo plazo o simplemente es una oportunidad puntual. ¿El producto o servicio tendría clientes a un precio razonable?, ¿Realmente hay una necesidad clara en el mercado?, ¿El producto es innovador y ofrece un valor añadido al consumidor? Asegúrese de responder afirmativamente.

El plan de negocios es fundamental

Hay quien cree que, a menos que se quiera pedir un préstamo para financiar el proyecto, el plan de negocios no es indispensable. El plan de negocios no es solo una carta de presentación hacia el exterior, sino una guía que ayudará al emprendedor a definir y alcanzar sus metas.

No es que sea el camino directo hacia el éxito, pero sí una vía para evitar los fracasos más comunes, pues su elaboración puede servir para detectar posibles debilidades de su idea de negocios. A grandes rasgos, un plan de negocios debe incluir sus metas de negocio, las estrategias a emplear para lograrlas, los recursos y los planes de acción.

¿Dónde encontrar financiación?

Parecía que lo más difícil había quedado atrás pero, en este punto, queda un hueso duro de roer: encontrar el capital necesario para poner en marcha su iniciativa.

Las dos fuentes de financiación más comunes son con fondos propios o los préstamos bancarios. No obstante, hay otras muchas opciones: ayudas y subvenciones a nivel estatal, regional y local; créditos del Instituto del Crédito Oficial (ICO); o financiación procedente de inversores públicos (como ENISA) o Redes de Business Angels, por mencionar algunas.

Proceso de constitución

Para transformar la idea en negocio es imprescindible elegir su forma jurídica. Para ello, deberá contestar tres preguntas: ¿Qué tipo de responsabilidad busca?, ¿Cuántos socios son?, ¿A cuánto asciende el capital social?

Según sus respuestas, le convendrá elegir la modalidad de autónomo (el único socio responde con todos sus bienes), Sociedad de Responsabilidad Limitada (adecuada para pymes con pocos socios ya que estos no exponen su patrimonio personal), Sociedad Anónima (sobre todo para grandes empresas) o Sociedad Limitada Nueva Empresa (ideal para constituir una empresa de forma exprés), entre otras.

Una vez el emprendedor ha elegido la forma jurídica, deberá realizar una serie de trámites administrativos para la constitución de su empresa. Acudir al Registro Mercantil Central para inscribir el nombre de la compañía; al Notario para proceder a la firma de la escritura pública; o a Hacienda para realizar el pago del Impuesto de actos jurídicos documentados, son algunos de los pasos a dar si ha optado por la modalidad societaria.

En definitiva, emprender es siempre un riesgo, pero con ciertos conocimientos y suficiente motivación existe la posibilidad de que su sueño pueda funcionar.

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